Liderazgo, poder y servicio



por Mariano Rovatti

En distintas organizaciones, privadas o estatales, con o sin fines de lucro, suelen verse determinadas actitudes en quienes aspiran a ocupar posiciones formales de liderazgo. Es frecuente identificar a ellas con espacios de poder. Ser jefe, gerente, secretario general, delegado o presidente de algo es sinónimo de autoridad. Ahora mando yo pasa a ser la frase inicial de cualquier mensaje.



Entendemos al poder como la capacidad para producir resultados, y a la autoridad, como la aptitud para actuar conforme ese poder. Así como el poder sin autoridad es peligroso, la autoridad sin poder es inútil. Cuando tenemos a ambas como los únicos fines de nuestro camino en una organización, vamos a naufragar. El poder y la autoridad tienen que tener un para qué.

También identificamos a menudo a la posición de liderazgo como una forma de ejercer un control sobre todo lo que pasa. Que nada quede fuera de nuestro alcance. Que nada nos sorprenda. Que hasta el último movimiento esté previsto. Y ello constituye una mera ilusión. Una vana pretensión de nuestros egos. Las organizaciones son seres vivos que generan novedades e imprevistos a cada segundo.

Habitualmente, los liderazgos se ejercen de acuerdo a dos paradigmas básicos: uno enfocado en las relaciones con los demás integrantes del equipò y otro centrado en los resultados.

El primero suele ser paternalista, protector, en donde contener a los miembros es más importante que los resultados.

El otro es más competitivo y exigente, priorizando los resultados por encima de la calidad de las relaciones.

El líder que se basa en uno solo de estos dos principios será un líder rengo. Basarse en los dos hará que ambos se alimenten entre sí. Los buenos resultados estimularán la convivencia y viceversa.

Pero para ello es preciso descubrir un aspecto del liderazgo que a menudo es olvidado. Cuando lo vemos como una posición dadora de autoridad, se establece una jerarquía. El líder deja de ser uno de nosotros, para ser un extraño a la comunidad.

En cambio cuando el liderazgo se vé como una función, la mirada cambia. Y allí la clave es concebir al liderazgo como un servicio. Un servicio a su organización, a sus miembros, a la sociedad en su conjunto. Todo liderazgo manifiesta una dimensión social que excede el marco de la organización en donde se lo ejercita.

Por ello es que no hay líderes si no hay seguidores. El liderazgo no se impone, emerge de un determinado contexto colectivo que el líder interpreta y modifica a la vez. El liderazgo es un proceso de construcción conjunta entre el líder y sus seguidores, que lo consagran como tal, más allá de que el cargo formal provenga de una designación hecha por un tercero. Un gerente es nombrado por el empresario, pero puede ganarse el liderazgo de los miembros del equipo según sea su actitud hacia ellos.

El liderazgo es un fenómeno indispensable para la vida de las organizaciones. Aquéllas que tienen una crisis de liderazgo seguramente quedarán paralizadas, o caminarán dando vueltas sin llegar a ningún lugar.

Un líder enfocado en su rol de servidor trabajará en los siguientes aspectos:

• Ejercitará la aceptación y la flexibilidad
• Estará abierto al aprendizaje continuo, aún de sus seguidores
• Actuará e inspirará a los demás a hacerlo, impulsado por la fuerza del compromiso, no de la simple obligación
• Escuchará con apertura, dispuesto a modificar su pensamiento
• Hablará con responsabilidad
• Confiará en los demás miembros de su equipo
• Se ganará la confianza de los demás, por ser coherente entre sus dichos y sus actos
• Ganará autoridad por su idoneidad, su preparación y su constante aprendizaje
• Será solidario y promoverá acciones de cooperación en el equipo
• Diseñará futuro, creando nuevas circunstancias
• Usará el poder en beneficio del equipo
• Promoverá el bien común, para que los resultados beneficien a todos
• Generará un buen clima, creando un contexto de pertenencia
• Desarrollará la capacidad de gerenciarse a sí mismo: optimizando y haciéndose responsable de sus conocimientos, emociones, deseos, intereses, palabras y actos
• Dispondrá la organización de su equipo contando con la diversidad cultural, etárea, educativa, física, genérica, racial y axiológica de sus miembros.

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