Los modelos culturales y la pareja



por Bernardo Stamateas

Todos los seres humanos recibimos, sin quererlo, ciertas creencias y formas de pensar de la cultura en la que estamos inmersos, las cuales nos hacen funcionar de determinada manera. Muchas de estas ideas referidas a la relación de pareja son mitos que es fundamental reconocer si deseamos relacionarnos de manera sana.



Estos son dos de los mitos más comunes sobre la pareja:

1. Yo soy varón, vos sos mujer

Los roles de género han formado parte de la cultura desde siempre y son alimentados por ella. Cambian (y vuelven a cambiar) de acuerdo al momento que la pareja esté atravesando. A todos nos han impuesto estereotipos de masculinidad y de femineidad. Algunas de las principales características del catálogo que hemos recibido en nuestra cultura son:

La mujer debe ser: una dama, buena madre y esposa, maternal, siempre atractiva, decente, femenina, delicada, sensible (pero no histérica ni sentimental), educada, pasiva.

El varón deber ser: un caballero, líder, competidor, activo (en todas las áreas), fuerte, seguro, atlético, protector, desconfiado, “macho”.

Todos estos patrones de conducta no nos han permitido, a hombres y mujeres por igual, expresarnos libremente y soltar todo nuestro potencial. También nos han conducido a formar hijos varones “dominados por su necesidad y su dureza”, es decir egoístas y egocéntricos que buscan satisfacer primero sus preferencias. En realidad, ellos pretenden que sea la mujer quien las satisfaga y esté siempre a su disposición. Esto ha abierto aún más la brecha entre ambos sexos, evitando la conexión emocional.

Por el lado de la mujer, se han forjado dos modelos equivocados. A saber:

-La mujer-madre que cuida, atiende, protege (sobreprotege en muchos casos) y ayuda al hombre-niño en todo lo que puede.

-La mujer-niña que es inmadura, no piensa y precisa un hombre (padre) que la cuide y le diga lo que tiene que hacer.

2. Yo tengo razón, vos sos el/la equivocado/a

Se trata de un mito popular. Pensar que uno está en lo cierto y el otro está equivocado no tiene asidero. Por lo general, cuando una pareja está atravesando una crisis, busca la ayuda de un profesional y espera que este les confirme quién posee la verdad. Lo cierto es que nadie tiene la verdad absoluta, cada persona construye “su verdad” en base a sus creencias y experiencias. Es decir, cada uno observa un mismo hecho desde una perspectiva diferente.

Lo ideal es volvernos flexibles para poder ponernos en el lugar del otro (empatizar) e intentar ver lo que él o ella ve y uno no ve. De esa manera, lograremos entender que cada uno tiene razón desde su posición. La flexibilidad y la apertura en el marco del diálogo es la base de la resolución de todo conflicto.

Estos dos mitos, y varios otros que nos es imposible incluir aquí por razones de espacio, responden a modelos errados, patológicos, y deben ser desterrados de nuestras concepciones de lo que significa ser mujer y varón. Solo así seremos capaces de formar parejas sanas que críen hijos e hijas sanas.

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