Perdonó al hombre que intentó asaltarlo, lo abrazó en plena audiencia judicial e hizo emocionar a todos



Alberto tiene 68 años y fue golpeado por un joven que intentó robarle la billetera; desistió de acusarlo y tuvo una emotiva charla con él frente al juez, el fiscal y la defensora

El pasado 30 de junio, Sebastián Moncada, un joven de 21 años, esperaba en la sala de audiencias que la justicia definiera su destino. Un año y medio atrás había cometido un violento intento de asalto: quiso robarle la billetera a un señor entre golpes. Nervioso, Sebastián le preguntó a su defensora si lo iban a mandar a la cárcel. Lo que sucedió finalmente en ese juzgado de General Roca, Río Negro, dejó sorprendidos a todos.



"En esa audiencia le pedí al fiscal que considerara un criterio de oportunidad. Se trata de una alternativa al proceso penal que, si resulta en una negociación exitosa entre víctima, acusado y fiscal, puede dejar sin efecto la causa y derivar en un sobreseimiento", contó a LA NACION Celia Delgado, defensora de Moncada. A manera de reparación simbólica, le ofrecían a la víctima pagarle 1500 pesos.

"Había pasado ya más de un año del hecho y Sebastián estaba esforzándose mucho en mejorar su vida, trabajando sobre sus adicciones. Tiene esposa y un hijo chiquito", contó la defensora. "Incluso consiguió empleo en un aserradero, aunque en negro", detalló.

Como la tentativa de robo había sido con violencia y amenazas, el fiscal no accedió al pedido de Delgado. "Después intervino el juez y finalmente el fiscal salió de la sala para hablar con la víctima", relató la defensora.

Una emotiva sorpresa

A los dos minutos, el fiscal regresó a la sala con una noticia que sorprendió a todos: la víctima no sólo no quería continuar con la acusación, tampoco quería el dinero. Sólo pedía entrar a la sala para hablar con su asaltante. "Sebastián y yo no lo dudamos ni un segundo. La otra opción era la cárcel ", dijo Delgado. Vestido de saco y corbata, Alberto Suárez, la víctima, ingresó a la sala. "Hasta al juez le llamó la atención la prolija vestimenta y le hizo un comentario al respecto", contó la defensora. Muy serio, Alberto respondió: "Vine a la Justicia, por eso me vestí así". El hombre se sentó junto al fiscal y se dirigió a su asaltante. Le preguntó por qué había actuado con violencia. Le dijo que si le hubiera pedido dinero, él lo hubiera ayudado sin duda. Le aseguró que lo perdonaba y que deseaba para él una vida mejor. Le contó que a veces salía a caminar con su nietito y tenía miedo de que volviera a tocarle vivir un hecho como ese violento asalto.

Todo este discurso ocurrió ante la mirada atónita de los funcionarios de la Justicia.

El joven acusado del robo se quebró, le pidió perdón. Le dijo que no tuviera miedo, que nunca volvería a lastimarlo. En ese momento, Alberto pidió permiso para acercarse a Sebastián. Se paró ante él. Primero le dio la mano pero luego lo abrazó fuerte.

"Nos emocionamos todos. Hasta al juez se le llenaron los ojos de lágrimas", contó la defensora.

Un final distinto

Tras esta emocionante escena, a Sebastián se le concedió el criterio de oportunidad. A pesar de que la víctima no quería el dinero, el fiscal consideró que correspondía exigir el pago de una reparación simbólica.

Alberto y Sebastián salieron caminando juntos del juzgado. Ya se han encontrado un par de veces por el barrio, donde Alberto se convirtió en una especie de héroe: lo saludan todos los vecinos, incluso los adolescentes.

"Lo que hace esto más admirable es que Alberto viene de una vida difícil. Recién ahora está intentando terminar la primaria. Es albañil, tiene cinco hijos y su infancia no fue sencilla. Pero él eligió perdonar. Y hoy está feliz con su decisión. Es un ejemplo y un símbolo de esperanza", concluyó Delgado.

Publicado en www.lanacion.com.ar

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