Discusiones inteligentes



por Bernardo Stamateas

Los seres humanos nos caracterizamos por ser gregarios y movernos en grupo. Pero en toda relación interpersonal, ya sea de pareja, familia, amigos o compañeros, suelen existir cuestiones que necesitamos resolver inteligentemente. Discutir es la mejor forma de producir cambios positivos en una relación que, de otro modo, se estancaría.



Toda discusión puede atravesar estas tres etapas:

1. La conversación. 

En este nivel, por lo general, no hay tensión porque, al estar de acuerdo en dialogar de manera adulta y constructiva, las personas tienen en mente que son un equipo en busca de una solución para ambas partes. El otro es un aliado, no un oponente, con las mismas ganas de ganar que yo.

2. El enfrentamiento. 

Aquí aparece un punto de vista diferente del mío y el único objetivo de cada uno es ganar. El otro es un contrincante y se desvanece el objetivo común de llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.

3. La pelea. 

En esta etapa, la intención de cada participante es lastimar al otro, someterlo y disfrutarlo, a pesar de que esto sea inconsciente. El otro es un enemigo, por lo que se recurrirá a la agresión y a la violencia para atacarlo.

Lo cierto es que una discusión puede convertirse en una válvula de escape para el estrés que se ha acumulado. Tal es el caso de un hombre que vuelve a casa cansado del trabajo y una mujer que ha estado todo el día ocupándose de las tareas del hogar, con hijos incluidos. Es muy probable que comiencen una pelea sin razón aparente, solo para descargar su tensión.

Comparto algunas ideas prácticas para lograr tener relaciones interpersonales sanas que favorezcan la comunicación, el acuerdo y el acercamiento:

• Pensar antes de hablar

Siempre es conveniente pensar si lo que voy a decir es una emoción que quiero compartir, o un juicio de valor que lastimará al otro. Evitemos los rótulos, tales como “sos un inmaduro”, o “sos una loca”. Pues solo traen dolor al corazón de quien los escucha.

• Tener en cuenta “cómo lo digo”

Las palabras que tienen relación con alguna idea son disparadores de emociones. Por ejemplo, si escuchás la palabra “regalo”, te sentirás bien. En el fondo, no se trata de las palabras, sino de los hechos que ellas expresan y cómo uno los interpreta. Las emociones siempre buscan ser descargadas, porque todos deseamos sentirnos comprendidos por alguien.

• Escuchar

Aquí deberíamos preguntarnos cómo hacer para que el otro se sienta comprendido. La mejor manera es… escuchando. Las mujeres especialmente, cuando se sienten abrumadas por emociones negativas, precisan ser escuchadas “sin ser juzgadas”. No desean recibir un consejo, solo que alguien las escuche con atención, lo cual las hace sentirse mejor enseguida. Por esa razón, los varones no tenemos que decirles cosas como “no tenés que enojarte, deprimirte, etc.”, ya que es precisamente lo que no quieren oír.

Aunque a veces parezca difícil, es posible aprender a discutir positivamente, sin herir a nadie y buscando juntos la mejor manera de resolver una situación para alcanzar el bien común

Publicado en www.presenciadedios.com

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